EDUCACIÓN Y MEMORIA HISTÓRICA:
El 3 de marzo en las aulas
Los hechos del 3 de marzo dejaron una huella imborrable en toda una generación que vivió aquello en primera persona. A partir de ese momento, que el relato de lo que aconteció se mantenga depende de la transmisión oral y de lo que Nelson Mandela calificaba como el arma más poderosa para cambiar el mundo: la Educación.
En el año 2014 dos profesoras, Miren Rodrigo y Amanda Ruiz elaboraron, junto a la Asociación de Víctimas del 3 de Marzo, unas unidades didácticas para impartir lo ocurrido el 3 de marzo de 1976 en las aulas. Siguieron así la estela de otras experiencias similares que ya se utilizaban como una en Navarra para explicar lo ocurrido en los San Fermines de 1978. Para llevar a cabo la idea contaron con una subvención del Gobierno Vasco de 2000€ para cubrir los gastos que suponían la contratación de un ilustrador y hacer copias de los libretos. La limitación económica solo permitió hacer un número reducido de folletos. En euskera se hicieron dos folletos, uno para la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y otro para Bachillerato; y en castellano se hizo uno conjunto para ambos ciclos. Desde ese momento, se envió a todos los centros de Álava y también lo pidieron desde Gipuzkoa, Bizkaia, Burgos, Navarra y La Rioja.
Según los datos que maneja la asociación, la unidad didáctica se ha impartido en muchos centros de Álava. El primer año, en 2014, la mayor parte de los colegios de la red pública las utilizó y de los concertados no se tiene un control exacto. “Aunque ha tenido siempre muy buena acogida hay algunos centros que son más reacios a tratar el tema. Nosotros hemos intentado que la unidad contara lo ocurrido de la manera más aséptica e histórica posible. En clase cuando les preguntas, los niños saben cosas pero no lo tienen muy claro y es una manera de que ellos sean conscientes de que estos hechos no ocurrieron hace tantos años”, comenta Miren Rodrigo, profesora del instituto Koldo Mitxelena.
De la ESO al Bachillerato
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Tanto la manera de plantar el tema como la respuesta de los alumnos, es muy diferente en cada ciclo. Miren Rodrigo, una de las diseñadoras de la unidad y profesora de Ética en el colegio Koldo Mitxelena, centro situado justo al lado de la iglesia de San Francisco, explica como lo que más les llama la atención a todos es que sus abuelos lo hayan vivido.
Durante el curso, el momento en el que se trata el tema es siempre en torno a la fecha del 3 de marzo. Esto se hace porque esos días los hechos aparecen en los medios de comunicación y se convierte en la ocasión perfecta para introducir la materia en clase.
Según Miren Rodrigo, lo que más impacta en primero y segundo de secundaria es la sangre y la muerte. “Los más pequeños se quedan un poco en shock cuando se enteran que hubo muertos tan cerca pero luego no profundizan en el por qué, no piensan en qué habría detrás. Piensan que fue algo puntual. Es muy difícil llegar a ellos a través del contexto histórico porque les suena Franco, sí, pero poco más”, comenta.
Desde su propia experiencia, sabe que lo que mejor funciona en estos cursos son las anécdotas y que ellos cuenten lo que han odio en sus familias sobre el tema. Sin embargo, las grabaciones policiales no les sorprenden. “En los años 70 era algo extraordinario, pero ahora para ellos es como escuchar un audio de WhatsApp, no les impacta. Es un material super potente pero ellos lo digital lo tienen muy normalizado”, cuenta Miren Rodrigo.
Sin embargo, en los ciclos superiores de secundaria y bachillerato la dinámica es muy diferente. En este caso, sí se habla de un contexto histórico porque los alumnos ya están más familiarizados con ciertos términos y cuestiones históricas. “A estas edades, lo que más les gusta es que les dejen opinar, que es lo que muchas veces falta en clase, y este tema da para todo tipo de opiniones. Se les da pie a la reflexión y al intercambio de ideas”, explica.
Estas dinámicas de clase con la unidades didácticas, se complementan con vídeos y canciones y, en muchas ocasiones, con una visita guiada por Zaramaga que ayuda a situar a los alumnos en el lugar de los hechos.